PERSONAJE HISTORICO
EMILIANO ZAPATA: EL HEROE DEL PUEBLO DURANTE LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Él es el personaje más icónico de la Revolución Mexicana. Existen cientos de monumentos en su honor. Incalculables calles, escuelas y pueblos portan su nombre, decenas de películas se basaron sobre su vida, y se han escrito numerosos libros y ensayos académicos sobre la lucha que llevó a cabo por su país.
Es el héroe más querido y recordado del conflicto ocurrido entre 1910 y 1915 que cambió la historia de México, por eso lo elegimos para el personaje histórico de agosto.
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Emiliano Zapata Salazar, nacido el 8 de agosto de 1879 en Morelos, fue y sigue siendo incluso a día de hoy un símbolo de lucha y resistencia campesina de México.
El Caudillo del Sur, como era conocido, fue un campesino militar mexicano que participó en la Revolución mexicana como comandante del Ejército Libertador del Sur. Se posicionó como uno de los principales líderes revolucionarios desde la presidencia de Francisco I. Madero en 1911, hasta su asesinato por órdenes de Venustiano Carranza en 1919.
En 1902, a la edad de tan solo 23 años, Zapata ya tenía cierta experiencia en revoluciones: había liderado un levantamiento en la ciudad de Yautepec para acabar con los desórdenes y abusos que allí estaba cometiendo el cacique Pablo Escandón, y en 1906 defendió las tierras de unos campesinos.
Para empeorar la situación, en 1909, una ley promulgada por el entonces presidente de México, Porfirio Díaz, amenazaba con empeorar aún más la lamentable situación de campesinos indígenas en un país donde los terratenientes y las grandes compañías eran amos y señores de casi todas las tierra cultivables, condenándolos a la miseria más absoluta. En septiembre de ese mismo año, los habitantes de la aldea donde vivía Zapata, fueron convocados a una reunión clandestina con el objetivo de hacer frente a aquel grave problema. Decididos a renovar el concejo municipal, acordaron elegir como presidente del nuevo concejo al futuro padre de la revolución mexicana: Emiliano Zapata.
Finalmente, en 1911, Porfirio Díaz tuvo que partir al exilio y en el mes de noviembre Francisco Ignacio Madero fue elegido presidente.
Zapata esperaba que el nuevo gobierno asumiera los compromisos en materia agraria que se habían acordado en el Plan de San Luís de Potosí, pero el nuevo mandatario, sometido a fuertes presiones por parte del ejército y de los sectores más reaccionarios de la sociedad, exigió, sin embargo, la entrega de las armas a los revolucionarios y no le devolvió las tierras a los campesinos indígenas.
A finales de noviembre de 1911, Emiliano Zapata presentó su propia Reforma Agraria, conocida como el Plan Ayala, dicha reforma llamaba a los zapatistas a tomar las armas para restituir la propiedad de las tierras a los campesinos, las cuales habían sido arrebatadas de forma violenta, usurera o a través de engaños por parte de caciques, hacendados y terratenientes.
En 1913, el presidente Madero fue derrocado por un antiguo militar porfirista llamado Victoriano Huerta, quien con el apoyo de Estados Unidos, estableció una tenaz dictadura contrarrevolucionaria, fue entonces que los ataques del ejército gubernamental sobre los zapatistas se agravaron, sin éxito.
En marzo de 1919, la situación de la revolución zapatista se hallaba en un punto crítico y para agregar, muchos de los hombres, desanimados, habían abandonado la lucha.
Fue el 10 de abril de 1919, que Guajardo, un militar, invitó a comer a Emiliano Zapata en la hacienda Chinameca. Ese día, Zapata dejó a un lado su carácter desconfiado y cauteloso, que tantas veces le había salvado de caer en emboscadas mortales. Así, junto a diez de sus hombres, Emiliano cruzó el dintel de la puerta de la hacienda y entonces sonó una trompeta llamando a honores. Sin que él lo supiera, era la señal para que los tiradores que Guajardo tenía apostados abrieran fuego. Zapata y sus diez acompañantes quedaron atrapados en medio del fuego, y a pesar de que el revolucionario alcanzó a sacar su pistola, todo fue inútil: un balazo se la arrancó de la mano y él y sus hombres cayeron abatidos bajo una lluvia de proyectiles.
El movimiento iniciado por Zapata continuó durante un tiempo, pero tras su asesinato, el Ejército de Liberación del Sur acabaría disolviéndose.
Con su muerte, Zapata se convirtió en un mito, y una de las leyendas que surgieron en torno a su figura llegó a afirmar que el líder revolucionario no había muerto en el tiroteo y que el cadáver que mostraban las autoridades era el de un doble que este utilizaba en casos de extremo riesgo.
"Es mejor morir de pie que vivir toda la vida arrodillado"
Emiliano Zapata Salazar (1879-1919)
AGOSTO 2023